jueves, 11 de septiembre de 2008

04 El fundamento de la libertad personal




Conviene recordar que el primer post que se ve
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"El hombre supera infinitamente al hombre"

Esta charla complementa la 03, titulada "El hombre, ser extracósmico... (en el cosmos) ". Explicamos en breve que la naturaleza humana, obviamente limitada, es sin embargo, operativamente ilimitada, cabría decir infinita. No en su esencia o naturaleza, pero sí en la capacidad de sus facultades superiores, entendimiento y voluntad. Cuanto más entendemos o amamos, o ambas cosas -que suelen ir juntas-, más capacidad tenemos de entender y amar. Jamás se saturan esas facultades, nunca dicen basta, siempre están buscando nuevos horizontes, a no ser por el cansancio o deterioro físico o psicológico. [Ninguna otra especie experimenta tal cosa, añadimos ahora. De ahí que ninguna progrese, ninguna tiene "cultura", ni ciencia y su "técnica" es tan ruda que nada tiene que ver con el saber y el progreso humanos, no requiere "pararse a pensar" para adquirirla].

El ser humano tiene, pues, respecto al resto de los seres del universo, un suplemento de ser, un exceso: es más ser. Ese más, esa sobreabundancia existencial, es lo que hace del hombre persona; indica una naturaleza esencialmente superior y explica justamente la capacidad de elección que tenemos los humanos. No se debe a indiferencia ante la multitud de bienes que se nos presentan - el mal se presenta con apariencia de bien - sino a categoría o "densidad" de ser, al que no le basta ningún bien limitado ni la suma de todos ellos. Por eso decía Pascal que "el hombre supera infinitamente al hombre". Su capacidad intelectual y afectiva, en cierto sentido, le supera, somos insaciables. Pero esto resultaría absurdo sino reconociéramos el misterio de nuestra propia dignidad personal. Nuestra naturaleza se encuentra lanzada como la flecha por el arco al bien infinito, que en concreto solo se encuentra en Dios. En conclusión, somos libres en virtud de nuestra naturaleza finalizada, como disparada desde su origen a la infinitud del Bien, que a la vez es Verdad, Sabiduría, Bondad, Belleza, en una palabra Amor. De ahí que podamos elegir sobre todos los demás bienes, unos u otros o ninguno. No por indiferencia sino por superioridad esencial.

A.O.D., 11.09.2008

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